¿Le temes a hablar en público?

Ya que estamos octubre y para combinar con la temporada de Halloween, usaré este post para explorar un miedo recurrente que enfrentan mis clientes: el temor de hablar en público o frente a la cámara. 

Si ese es tu fantasma, lo primero que debes saber es que no estás solo porque es un miedo universal. Tener que exponer frente a otros, activa nuestros sistemas límbico y simpático (que no es muy simpático que digamos), encargados de la supervivencia y procesos emocionales. Algo en nosotros equipara presentar con riesgo mortal y se dispara la reacción de parálisis, huida o quizás hasta lucha. Se elevan la Adrenalina y el Cortisol, la famosa hormona del estrés. Esa es la explicación científica de porqué te late más el corazón, te sudan las manos y te tiembla la voz. 

¿Qué hacer con eso? 

Ciertamente la respuesta instintiva del cuerpo no nos sirve. Ni quedarnos congelados, ni salir corriendo del salón y peor pelearnos con la audiencia. Luchar por medio de la razón con lo que sentimos, tampoco es la mejor idea. ¿Quién se ha calmado cuando le dicen "cálmate"? 

La respuesta está en el antídoto al sistema simpático: el parasimpático. Aquel que se encarga de traer la calma y bajar la adrenalina. Hay muchas formas de activarlo, todas trabajando directamente con el cuerpo. Te comparto algunas: 

- Técnicas de respiración profunda. 

- Sacudir el cuerpo y actividades físicas que ayuden a drenar el exceso de adrenalina.

- Estiramientos corporales conscientes. 

- Automasajes. 

Esto debe ser parte de tu rutina de confianza y calma antes de hablar en público o frente a la cámara. Míralo como calentar antes de hacer ejercicio. Es lo que te prepara para estar más relajado y poder lucirte. 

Finalmente, recuerda que así practiques 100 respiraciones diafragmáticas es normal que quede un rezago de nervios cuando hacemos algo que nos saca de la zona de confort. Es humano. Usa esos pocos nervios que quedan como una dosis de motivación para prepararte y para conectar con una perspectiva de curiosidad y exploración frente a un reto. Al fin y al cabo, y esta es la última ciencia lo prometo, el circuito cerebral que se activa cuando algo nos asusta, es el mismo que se activa cuando algo nos emociona. Empieza a cambiarle el branding que le das a lo que sientes y verás resultados distintos.

Hasta aquí llego, ahora te toca practicar lo aprendido. Vamos a cazar fantasmas.