Hay algo que mi gatita Manchitas repite cada vez, aunque no le funcione: Se queda enganchada con su garrita en algo y en el estrés de estar atrapada jala hacia atrás empeorando la situación. Se desespera y jala más. No funciona. La ayudo a quedarse quieta y luego a desengancharse hacia adelante. Paz.
Verla hoy repetir lo mismo después del desayuno, me inspiró a este post porque muchas veces a mis clientes o quizás a ti, querido lector, te pase lo mismo. No con tus garritas pero con tu comunicación. Tienes que hablar en público, responder una pregunta o quizás tener una conversación y te quedas en blanco. Tu primera reacción es la de Manchitas, querer forzarte a decir algo, a dejar de estar atrapado. Pero, al igual que mi gata estás entrando a lo que el psicólogo Daniel Wegner llamó la "Paradoja del control", the ironic process theory.
Esta teoría lo que nos explica es que mientras más intentamos forzar el control de un proceso mental bajo presión, más probable es que falle. En estados de estrés, el esfuerzo mental adicional interfiere con la fluidez del cerebro, especialmente en funciones como el habla, la memoria y la creatividad.
¿Qué lo resuelve?
No hacer lo que tu ansiedad te impulsa a hacer sino lo contrario. Pausar, respiración consciente, volver a tu cuerpo (extra recomendado este post que publiqué sobre nuestro cuerpo como aliado) y regresar a una idea central.
Esto sumado a un trabajo personal que te permita disminuir esa presión y expectativa que te hace llegar a ese punto en primer lugar. ¿Qué historia te estás contando?
Me despido con esta foto de Manchitas para que la recuerdes la próxima vez que pienses que mayor presión, te va a dar mejores resultados. Ya vemos, que no siempre es así.