Construye mensajes eficaces

1. Nunca te olvides del principio KISS = Keep it Short and Simple (corto y simple).
 
2. Usa listas cuando sea posible para fomentar brevedad. Esto incluye tus mensajes principales y los datos de soporte. 
 
3. Orienta el tema hacia los beneficios del mismo. Habla menos sobre lo que tú haces y más sobre cómo eso impacta a una mayor escala. Ejemplo, en lugar de decir soy Verónica Arosemena, comunicadora, diré soy Verónica Arosemena y ayudo a que las empresas se comuniquen mejor.
 
4. Usa frases y palabras poderosas que incentiven a la acción.
 
5. Mantén cualquier tipo de terminología difícil de entender fuera de tu mensaje principal. Recuerda que tu mensaje tendrás que transmitirlo a distintos tipos de personas así que debe ser comprensible para todos. Luego, puedes añadir ciertos conceptos o términos específicos para aumentar credibilidad de ser necesario.
 
Recuerda que para que exista comunicación, nuestro receptor debe comprender el mensaje.
 
6. La regla de 3. Nunca debes tener más de 3 mensajes principales.
 
7. Prueba tu mensaje con personas cercanas y no cercanas también. Pregúntales qué les resultó atractivo, resuena en ellos y qué no.
 
8. Siéntente libre de usar metáforas, analogías y ejemplos descriptivos pero úsalos cuidadosamente. Si estás tratando un tema o producto complejo, trata de encontrar maneas en que tu historia cobre vida en términos que tu audiencia pueda identificarse.
 
9. Diviértete y sé creativo. Mensajes clave llenos de datos estadísticos o densos no mantienen la atención de tu público. Encuentra un equilibrio, ni demasiado serio ni muy extravagante (teniendo en cuenta el perfil de tu empresa u organización).
 
 
* Si deseas nuestra ayuda para construir un mensaje personal o profesional, puedes escribir a info@veronicarosemena.com o llamar al 0984884555.

¿Cómo dar malas noticias a tus empleados?

Sin importar cuántas veces un líder de negocios tenga que despedir a un trabajador o negar un bono, tener conversaciones difíciles no se hace más fácil con el tiempo. Sin embargo, puedes incrementar tu confianza y mantener buenas relaciones aprendiendo a llevar esas conversaciones de forma respetuosa y productiva.
 
Debes transmitir la información de manera que la otra persona pueda escuchar, aprender y actuar en consecuencia. No en de una manera en que el otro se cierre.
 
En última instancia, debes mostrar respeto y sensibilidad para sus circunstancias y sentimientos. Si haces que el trabajador se sienta valorado, hay muchas más probabilidades de que tendrás un participante activo que se esforzará en resolver problemas, en lugar de alguien que será tu enemigo.
 
La próxima vez que debas tener una conversación difícil con uno de tus trabajadores, intenta usar estos consejos para ayudarte a llevar la conversación de forma efectiva:
 
1. Identifica tus objetivos con anticipación:
 
Antes de que empieces la conversación, piensa sobre lo que deseas lograr. Conoce el tono que deseas establecer, los puntos que quieres tratar y el resultado que esperas conseguir. Si la conversación empieza a ir por mal camino, regresa a tus objetivos y mantente firme con ellos.
 
2. Permite que exista un balance de poder:
 
Cuando estés hablando de un tema complicado, permite primero a que la otra persona explique la razón detrás de su comportamiento. Si muestras que estás escuchando activamente, el otro estará menos tentado a responder a la defensiva. No es bueno que la otra persona se sienta amenazada de cualquier manera.
 
3. Enfócate en un incidente específico:
 
Comentar sobre los patrones de comportamiento generales de alguien, puede sentirse como un ataque personal. Mejor, sé específico sobre cuándo y dónde ocurrieron los comportamientos equivocados. Mientras más específico puedas ser, menos acusatorio parecerás. Por ejemplo, si te parece que el empleado es perezoso, evita la observación general y haz referencia a un momento reciente en que el trabajador actuara de esa manera.
 
Mantén la calma incluso en conversaciones difíciles.
 
 
4. Pon la situación en contexto:
 
Si estás tratando un problema como el no llegar una meta de ventas, conversa sobre las circunstancias que llevaron a ese resultado. En lugar de sugerir que no llegaron al resultado deseado por vagancia o falta de talento, menciona los factores atenuantes. No solo habrá más probabilidades de evitar el mismo problema en el futuro, sino que los trabajadores tendrán más motivación para mejorar. En esencia, los estás haciendo responsables pero sin atribuir culpas.
 
5. Crea una oportunidad de aprendizaje:
 
Una vez que hayas explicado el problema, enfoca la conversación en cómo aprender de la experiencia y avanzar. Trata de que el asunto sea parte del proceso en lugar de un hecho cerrado. Incluso si estás despidiendo a alguien, puedes ayudarlo a aprender de sus errores. Demuéstrale que puede hacer diferente para que ese conocimiento los ayude en su siguiente empleo.
 
6. Valida sus sentimientos:
 
Incluso si tu punto de vista no es negociable, debes reconocer cómo la otra persona se puede sentir. Puedes validar sus sentimientos, incluso si estás en desacuerdo con ellos. Dales a entender que reconoces y aceptas sus sentimientos y que los respetas. Deseas que la otra persona pueda dejar la conversación con dignidad y su autoestima intacta.