¿Es realmente una "mano dura" el mejor estilo de liderazgo?

Una creencia popular es que la mejor forma de inspirar respeto y lograr que tus colaboradores trabajen bien es ser el más malo del barrio. El que más grita, el que más multa, el que más reprime. Puede llegar a ser comprensible: es el modo de actuar de un jefe estresado y bajo presión, que a su vez tiene que responder ante un Gerente General. Un jefe que quizás tuvo una mala experiencia en el pasado y no quiere que nadie se aproveche de él.


Cuando realizo mis consultorías en Comunicación Interna, suelo encontrarme esa dinámica entre jefes y sus equipos. Y cada vez que lo hago, me cuestiono ¿realmente la dureza y la agresividad son la mejor forma de motivar? La respuesta es que no, no lo es. Lo interesante es que no lo digo yo porque es algo que me parezca bonito, lo dicen ya muchas investigaciones que se han realizado al respecto: Una respuesta compasiva traerá resultados más poderosos. 


La compasión y la curiosidad incrementan la lealtad y confianza en los colaboradores 

Investigaciones han demostrado que la calidez y relaciones positivas en el trabajo, tienen mayor influencia en la lealtad de los colaboradores que sus salarios. Eso explica por qué ejecutivos de altos rangos, pueden sentirse poco satisfechos en sus puestos de trabajo a pesar de ganar mucho dinero. 

Otro estudio de la Universidad de New York, estableció que cuando una persona ve a su jefe actuar de forma amable o justa, experimenta un bienestar interno denominado "elevation", lo que se traduce en mayor lealtad y admiración por su jefe. Es decir, al ser compasivo no solo vas a influir en la persona con la que estás hablando, también en los demás que están observando tu interacción.

Por el contrario, responder con ira o frustración, poco a poco empieza a disminuir la lealtad. Según Adam Grant, profesor en Wharton Business School y escritor del Best Seller "Give & Take", debido a la ley de la reciprocidad, si averguenzas o culpas a un colaborador muy duramente, esa reacción luego tendrá un efecto negativo para ti. Aquí aplica la sabiduría popular, "lo que haces, te regresa". ¿Qué quisiéramos nos regrese en nuestras relaciones laborales? 



Las personas somos especialmente perceptivas de la credibilidad de nuestros líderes, y su compasión incrementa nuestra disposición a confiar en ellos. Investigaciones neurocientíficas, nos confirman que nuestros cerebros responden de forma más positiva a jefes que nos han mostrado empatía. Y esa confianza que crece, se desarrolla en mayor productividad. 


Matar la creatividad una respuesta negativa a la vez

La ira desde un jefe no solo disminuye la lealtad, también inhibe la creatividad al elevar el nivel de estrés en los colaboradores. Si creas un ambiente en el que las personas no se sientan seguras de poder expresarse e incluso cometer errores, estás saboteando la posibilidad de innovación y de crear nuevas oportunidades de crecimiento. 

Es cierto que hay razones por las que sentimos ira, esta también nos da energía para defendernos de injusticias, hace que demos la impresión de ser más poderosos. Sin embargo, cuando en tu rol de líder, expresas emociones negativas, tu equipo te percibe como menos efectivo.  Al contrario, Amy Cuddy de Harvard Business School descubrió que cuando un jefe proyecta emociones positivas y cálidas, esto les da una ventaja distintiva. 



Antes de cerrar este artículo, y adelantándome a posibles respuestas, debo recalcar que ser compasivo no significa solapar, siempre estar de acuerdo o sonriente. A veces, la compasión significa ser firme y asertivo. A veces, lo más compasivo que podemos hacer por alguien es decir no y señalarle en qué está fallando. El asunto está en cómo y cuándo lo decimos.

Espero que el trabajo de todos estos expertos, haya sido lo suficientemente convincente. ¿Te interesa aplicar la compasión en tu estilo de liderazgo? En mi próximo post, publicaré consejos prácticos de cómo manejar tu respuesta de forma más efectiva, cuando un colaborador cometa un error. 

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